Al frente del equipo que hace que nuestra gastronomía sea deliciosa, hay una persona enérgica y vital: Gonzalo Capilla, que descubrió que la cocina era su pasión en los veranos que pasó trabajando en el hotel de su tío, en Bejís.
En Villaindiano hay un espacio que no veis pero que es fundamental: la cocina. Y al frente del equipo que hace que nuestra gastronomía sea deliciosa, hay una persona enérgica y vital: Gonzalo Capilla.
Por sus tatuajes, uno diría que nació queriendo ser cocinero, pero no. La vocación le llegó tarde, nos cuenta. Descubrió que esa era su pasión en los veranos que pasó trabajando junto a su tío Gabriel, que era cocinero, en un pequeño hotel de su pueblo: Bejís.
Gonzalo, que adora ese pueblo, no dudó en marcharse a Barcelona para trabajar en un sitio emblemático de la gastronomía como el Restaurant Suculent. Allí recorrió todos los puestos de la cocina, aprendió, creció y volvió a Valencia, seis años después, para coger las riendas de la gastronomía de Convent Carmen y, ahora, de Villa Indiano.
Nuestro director gastronómico fue de los primeros en ver la villa antes de restaurar y ya se enamoró de las salas donde ahora se ubica el #restaurante. Son su espacio favorito. “Uno de los restaurantes más bonitos que he visto nunca”, confiesa.
Si hay un lugar de Valencia por el que le gusta perderse, ese es el Mercado Central. “Los mercados son el corazón de las ciudades, parada obligatoria en cualquier viaje”, dice.
Gonzalo es puro nervio, risa contagiosa y un corazón muuuy grande. Lo que más le gusta en la vida es cocinar para la gente y ver cómo disfrutamos de algo que él mismo ha creado con sus manos. ¡Ah! Y Bejís.
Ahora ya sabéis quién manda en nuestras cocinas: ¡Gonzalo!