El desarrollo de la línea ferroviaria que unía Valencia con Bétera fue decisivo para que la familia que construyó Villa Indiano se decidiera por Burjassot. También para que al buscar un espacio para dar continuidad al proyecto de Convent Carmen, eligiéramos esta villa en la huerta y frente al actual metro
A finales del siglo XIX, el desarrollo del transporte ferroviario tuvo un fuerte impacto, ya no solo en el crecimiento y la transformación de numerosas localidades cercanas al núcleo urbano de Valencia, sino también en la búsqueda de nuevos espacios para la aparición de residencias de veraneo. Si, hasta ese momento, se ubicaban en zonas más cercanas al mar, con la aparición del tren, municipios tranquilos como Burjassot, Godella o Bétera y Náquera, se empezaron a llenar de villas señoriales, un ejemplo de ellas, Villa Indiano.
Antes de esta infraestructura, el acceso a estas localidades era mucho más limitado y dependía principalmente de medios de transporte más lentos y menos eficientes. El tren proporcionó una conexión directa y rápida con Valencia, lo que permitió un flujo de personas más ágil y cómodo.
Las obras de la línea que unía la estación de Santa Mónica (popularmente conocida como estacioneta) con la de Liria se desarrollaron entre 1887 y 1888. Esos 26.800 km iniciales se ampliaron un poco más tarde con la línea que uniría el Grao de Valencia con Bétera. Esa es la línea que pasa por Burjassot y que se inauguraría en noviembre de 1891.
EL TRENET
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Burjassot, núcleo de veraneo
Con la mejor comunicación del núcleo urbano de Burjassot con la cercana ciudad de Valencia, éste se transformó en un punto de concentración de la burguesía en verano. Entre ellos, destacaron personalidades como los padres de Vicente Blasco Ibañez, cuyo chalet todavía se conserva, el tenor Giaccomo Lauri Volpi y la cantante María Ros, Manuel González Martí, fundador del museo de cerámica o el escultor Francisco Marco Díaz-Pintado. Esto fue el origen de unos años de gran esplendor cultural en Burjassot.
Godella y Rocafort y, algo más lejos, Bétera y Náquera acogieron también a muchas familias bienestantes y personajes ilustres de la época.
Así, junto a las barracas que poblaban la huerta o las alquerías iban apareciendo otro tipo de edificaciones que solo se empleaban como residencia estival. Villas elegantes cuya arquitectura estaba influenciada por el modernismo valenciano, el neoclásico o mostraba, como en el caso de Villa Indiano, influencias afrancesadas. Los ornamentos de las fachadas, las terrazas para disfrutar de la vista de la cercana huerta y los amplios jardines que rodeaban las propiedades, mostraban el gusto exquisito de sus propietarios.
La presencia de estas residencias de veraneo de la burguesía en Burjassot tuvo un impacto significativo en la sociedad y la cultura local, fomentando el intercambio de ideas y el surgimiento de una comunidad próspera.
Villa Indiano
Poco se conoce de la historia de la construcción de Villa Indiano y de sus primeros propietarios pero sabemos que fueron una de esas familias burguesas, a quienes se daba el sobrenombre de indianos tras haber hecho fortuna en América y haber regresado a su ciudad de origen.
Y sabemos también que su intervención fue clave en el hecho de que la línea de ferrocarril Valencia-Bétera pasara justo por delante de la villa de veraneo que se pensaban construir en la huerta de Burjassot. Incluso de que hubiese una estación en la misma puerta.
Los siglos han pasado desde entonces y el transporte se ha modernizado pero el actual metro sigue el trazado de la original línea ferroviaria del siglo XIX, y es por eso que Villa Indiano sigue contando, como en aquel entonces con una estación, la estación «Burjassot» de la línea 1, enfrente de su monumental entrada.
Poder llegar en transporte público desde el centro de la ciudad, utilizando esta alternativa limpia y sostenible y rápida (se tarda poco más de 15 minutos), fue clave en la elección de este mágico lugar para dar continuidad al proyecto de ocio, gastronomía y recuperación del patrimonio que se inició en Convent Carmen. Por eso nos gusta tanto cuando vemos que quienes nos visitan, han elegido usar el mismo transporte que los indianos que se instalaron aquí para pasar sus veranos, a inicios del siglo pasado.